lunes, 9 de mayo de 2011

¿Ser malo o bueno?


No hay casi ninguno de nosotros que no se haya hecho la pregunta: "¿No es mejor ser malo?". Casi cada uno de nosotros ha tenido la sensación de que éramos un poco blandos.
No nos gustaba montar en cólera contra algún ser humano y hacerle sentirse mal. Nos hemos dicho:
"Conviene que seamos más duros. Conviene que demos una imagen más altanera; nos conviene saber cuándo gruñir, saber cuándo enseñar las uñas".
Y probablemente alguna que otra vez puede que nos hayamos marchado después de haberle prestado a alguien cinco dólares o algo así, y hayamos dicho:
"¿Cuándo voy a aprender a ser duro? ¿Cuándo voy a aprender a no ser tan sentimental y simplemente hacerle frente a ese niñito y decir `¡No!'? ¿Cuándo voy a aprender esto?"
El lema sobre el que se basa esto es:
"¿No es mejor ser malo de vez en cuando? ¿Cuándo voy a dejar de ser blando y voy a ser una persona dura, directa y capaz de decir no? Sería un gerente mucho mejor. Sería una persona mucho mejor si supiera cuándo dar una reprimenda con un poco de violencia verbal. Si de vez en cuando simplemente pudiera saber cuándo debería ser malo, y si estuviera dispuesto a ser malo, ¿no estaría bien eso? Debería ser capaz de sacar a la gente ahí fuera y sencillamente quitarla de en medio. ¿No hay algo de razón en ser duro?".


Se pueden encontrar momentos en que la persona sabe que debería haber sido más dura: está segura de ello.
Pero una serie de procedimientos de asesoramiento espiritual muy reveladores de Cienciología demuestra que la persona que está dispuesta a confrontar otras cosas nunca tiene que decir no; nunca tiene que ser mala; nunca tiene que ser dura en absoluto (y con confrontar las cosas, queremos decir hacer frente a las cosas sin acobardarse ni evitarlas).
Está perfectamente bien ser amable con la gente. No es una debilidad en absoluto. De hecho, si no lo eres, estás en un buen aprieto.
Podríais decir que las únicas ocasiones a causa de las cuales estás padeciendo son esas ocasiones en las que no fuiste lo suficientemente amable, en las que no fuiste lo bastante bondadoso y en las que no fuiste lo bastante "no-malo". Ésas son las únicas ocasiones por las que realmente estás padeciendo.
No es cierto que ser malo haga que alguien progrese en ninguna parte. Eso realmente se atiene a los hechos.
Cuando le niegas a tu prójimo -dices: "No"; dices: "Sé malo"; dices: "Sé muy tajante"-, la verdad del asunto es que le estás negando comunicación, de una manera u otra.


Lo único sobre lo que deberías ser duro alguna vez es en insistir en que el prójimo debería ser capaz de valerse por sí mismo, también. Y la única manera en que le comunicarás eso alguna vez en la vida es comunicárselo con mucha delicadeza. Entonces es posible que lo reciba.
Ser malo es simplemente dejar de estar en comunicación con las cosas .
Al individuo que es bondadoso, que es buena persona y que de hecho se comunica y que es amable y que no es reacio a la conversación, a decir esto y a hacer aquello, que es tolerante, vemos que le va estupendamente.
Pero el tipo que es malo y que tiene malas pulgas y que siempre está cortando las comunicaciones en todo momento, vemos que está en un buen aprieto.
Por lo tanto, un estándar de comportamiento humano óptimo se mediría basándose en la bondad humana como el punto superior y la maldad humana como el punto más bajo.
Así que sabemos la respuesta, al fin, sobre si deberías haber sido malo todas esas veces o si deberías haber sido más bondadoso: deberías haber sido más bondadoso.


 





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