sábado, 13 de agosto de 2011

Tener amigos




Para aprender a hacer amigos fácilmente es necesario 
ante todo, ser quien uno es, sin actuar para parecerse 
a otros para agradar a los demás, porque un amigo 
sólo nos quiere como somos y si fingimos o 
pretendemos engañarlo nos rechaza.
Los amigos son para compartir nuestras experiencias y 
sentimientos más profundos; son los que conocen 
nuestros secretos, nuestros deseos y nuestras 
preocupaciones y los que disfrutan con nuestras 
alegrías y se entristecen con nuestras penas.
Son los que pueden tomar distancia y entendernos 
más que los familiares, que a veces suelen estar más 
comprometidos con prejuicios o historias antiguas.
La amistad implica generosidad, darse al otro sin 
interés, y saber recibir sin pedir. Es dar amor, aliento, 
apoyo, afecto, alegría, respeto, una opinión, otro 
punto de vista y saber escuchar sin criticar, juzgar ni 
condenar.

Porque todo lo que se da sin ningún interés, siempre 
vuelve multiplicado.
Todos necesitamos sentirnos queridos y aceptados por 
los que nos rodean cuando somos jóvenes y haríamos 
cualquier cosa por conseguirlo.
Una persona que se valora y tiene alta su autoestima, 
no tiene dificultades para hacer amigos, porque puede 
mostrarse como es, porque se aprecia a si misma y 
puede ser apreciada también por los otros.
Sólo los inseguros, los que se ocultan detrás de una 
máscara, los que no tienen una conducta leal y franca, 
son los que tienen problemas para hacer amigos.

Un buen amigo se interesa por los demás y los 
escucha con atención, con tranquilidad, con bondad, 
entendiéndolo y poniéndose en su lugar y lo ayuda de 
ese modo sin necesidad de darle una opinión.
Está disponible, presente, no ausente y dispuesto a 
hacer algo, a compartir experiencias penosas o 
agradables, sintiendo y disfrutando como él.
Los amigos hay que elegirlos bien. Es importante que 
sean buenas personas, que tengan valores y hábitos 
sanos que nos ayuden a crecer; y que no entorpezcan 
nuestro desarrollo con una actitud depresiva, sin 
proyectos genuinos y con intereses superficiales 
orientados solo al consumo para competir.
Hay personas que sólo nos absorben nuestra energía y 
nos llenan de pensamientos negativos. Para ellos nada 
vale la pena, ningún esfuerzo se justifica y ven todo 
difícil e imposible.
Son los eternos desconformes que apuestan al fracaso 
y tienden a sobresalir de algún modo, generalmente 
deshonesto, liderando grupos de jóvenes descarriados 
y descontentos.

Pueden ser 

personalidades fuertes que saben que 
pueden atraer a los que 
son débiles, que necesitan 
castigarse porque se 
odian a si mismos, o 
débiles que 
pretenden que los demás hagan todo por ellos.
La gente poco sincera, que miente, oculta y engaña; 
es mejor evitarla, porque resulta un freno para el 
propio crecimiento y desarrollo y además resultan 
imprevisibles.
Esas personas que nos pueden afectar, deben ser 
borradas de la agenda, sin necesidad de discutir con 
ellas o pelear, simplemente alejándose de a poco para 
evitar que nos influyan.
La forma más eficaz de hacer amigos es ser lo 
suficientemente generoso como para pensar primero 
en los demás y después en si mismo.
Solo cuando se aprende a disfrutar de la propia 
compañía se producirá el ansiado acercamiento de 
amigos sinceros.
La amistad se cultiva como una planta, si tiene buena 
semilla germinará rápidamente y dará frutos, con la 
fuerza de nuestra sinceridad, nuestra dedicación y 
afecto. Luego, una vez crecida, esa planta deberá ser 
regada con esmero, prestarle atención, valorarla, y 
brindarle toda la asistencia que necesite.
Solo tendremos muchos amigos si antes hemos 
aprendido a ser buenos compañeros de nosotros 
mismos, a querernos mucho tal cual somos y a 
tratarnos con amor y respeto.














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