Una actitud mental positiva, el ejercicio regular, una respiración serena y otros hábitos saludables nos devuelven la vitalidad.
El ritmo de vida alienante y vertiginoso conduce primero a una tensión nerviosa sostenida, que en ciertos momentos se hace intolerable. Si el problema persiste y no se hace nada para remediarlo, llega una sensación de inquietud ante la amenaza de que algo malo va ocurrir. Finalmente aparece una tristeza infinita que paraliza, quita las fuerzas y toda ilusión.
Estrés, ansiedad, y por último depresión. Este es el círculo vicioso que, según los expertos en la mente humana, domina la existencia de buena parte de la población urbana de los países occidentales. Muchas veces este ciclo recomienza una y otra vez, porque al recuperarse del episodio depresivo, la persona vuelve a las actitudes y comportamientos que la han estresado.
Consecuencias del desgaste físico, emocional y mental son el cansancio y desgano permanentes. Para aliviarlo, ayudando de paso a un estilo de vida más saludable que erradique las raíces del problema, los expertos aconsejan incorporar una serie de hábitos, actividades y técnicas que despiertan la vitalidad natural.
Según explica la psicóloga clínica Laura García Agustín, directora del Centro Clavesalud de Madrid, “la persona que sufre cansancio o falta de energía debe aplicar unas autoayudas básicas para aliviar y prevenir su estado, las cuales se dirigen a cuidar el organismo a nivel mental, motor y fisiológico, y deben aplicarse como un estilo de vida”.
“Para eliminar la fatiga hay que poner y mantener el organismo en plena forma, a nivel de emociones, pensamientos y comportamiento”, señala la experta. Lo primero es cuidar la alimentación, incluyendo o aumentando el consumo de frutas y verduras frescas, para contar con más vitaminas en el organismo.
Para “cargar las pilas”, García Agustín recomienda regular los períodos de actividad y reposo, aumentando el movimiento físico y tratando de dormir de manera regular. “Además, hay que efectuar las tareas cotidianas con una actitud mental positiva, aunque no apetezcan, porque la práctica continuada es un tónico para el estado de ánimo positivo, aunque suponga un esfuerzo”.
Según la experta, “desarrollar actividades gratificantes que permitan distraerse y pasarlo bien, que aporten una satisfacción personal y posibiliten “mimarse” también alivian la fatiga.
Además, la psicóloga aporta una serie de técnicas muy sencillas para levantar el ánimo, sin estimulantes ni medicamentos, con la ayuda de nuestro revitalizador más poderoso: el cerebro.
Alimente su ánimo. Debemos cuidar nuestro cuerpo, recordando que es lo más preciado que tenemos y que necesita atenciones permanentes para mantenerse en un estado óptimo, porque de lo contrario empieza a fallar y a provocar desarreglos.
Una de las posibles causas de la fatiga son los desarreglos alimenticios, como el abuso de grasas o las deficiencias de vitaminas y sales minerales. Por ello, un gran antídoto contra el la falta de energía consiste en alimentarse bien, aportando al organismo todos los nutrientes que necesita para mantenerse en forma, con un adecuado aporte de vitaminas, proteínas e hidratos de carbono, y un menor consumo de lípidos.
Piense de forma energética. Los pensamientos positivos pueden actuar como un tónico para la vitalidad. Repetir tranquilamente una o varias palabras con tranquilidad, además de apartar los pensamientos extraños que distraen, reduce la presión sanguínea, respiración y pulso, creando lo que los cardiólogos denominan “respuesta de relajación”. Quince minutos de meditación bastan para restaurar la energía que flaquea, pero con el tiempo, quienes meditan con regularidad se sienten menos ansiosos y más vitales. Ver el lado positivo de las cosas, en vez de frustrarte cuando algo sale mal, ayuda a mantener intactos el ánimo y la energía natural.
Evite el desgaste emocional. Un antídoto contra la fatiga consiste en aprender a interpretar las cosas que nos ocurren cada día de manera más realista y positiva, para que nos afecten lo menos posible y su coste emocional sea el menor posible.
Las personas que tienen pensamientos negativos tienden a complicarse la vida, se preocupan en lugar de ocuparse, se hacen un mundo de cualquier cosa, sienten que no pueden afrontar sus problemas, no ponen límites a los demás y evitan las actividades gratificantes, como salir con los amigos o ir al cine; en definitiva, acumulan tensiones que van erosionando su energía vital.
En el trabajo, la familia o las relaciones, hay que practicar actividades, ideas y formas de afrontar los problemas que ofrezcan beneficios, en lugar de aquellas que nos perjudican y desvitalizan.
Póngase en marcha. “Practicar un deporte o actividad física regular, permite al organismo mantenerse en forma —señala la experta—. El cuerpo de muchas personas está agotado o debilitado porque no se lo utiliza. Los deportistas no tienen problemas de astenia porque cargan continuamente sus pilas a través de la actividad física. El cuerpo es como un coche, funciona con una energía limitada: si no la reponemos, a través del ejercicio, la dieta, y una buena actitud mental y emocional, esa energía se agota o escasea, haciendo que el coche funcione mal. Ejercitarse con regularidad tres veces a la semana durante 30 minutos cada vez, basta para darle buen un empujón a nuestra energía natural”.
Aprenda a respirar mejor. Una de las causas de falta de energía que se pasan más menudo por alto es una mala respiración. Las personas que respiran de manera poco profunda y muy rápida se fatigan con facilidad porque su organismo recibe menos oxígeno. ¿La solución? Tomar y expulsar el aire lentamente y a un ritmo constante a través de la nariz, expandir el abdomen y mantener el pecho bajo con cada hálito. Así, se utiliza mejor el diafragma y puede disfrutar mejor de una de los grandes regalos de la Naturaleza: los paseos al aire libre.
Duerma como un niño.hambre, ni ingerir una comida muy pesada o copiosa antes de irse a la cama, hay que usar un colchón cómodo, aunque no demasiado blando, y evitar que lleguen ruidos o luz en exceso al dormitorio. Tampoco conviene trabajar hasta última hora ni efectuar antes de dormir tareas que requieran concentración.
Huya de los ladrones de energía. Si quiere mantener su vitalidad, evite llevar un ritmo de vida acelerado que le obligue a tragar las comidas o recurrir a las comidas preparadas, así como comer en exceso, y consumir tabaco y alcohol, y abusar del azúcar, la miel, los dulces, caramelos y pasteles, todos factores que fomentan el cansancio, por distintos mecanismos.
Tomar café como estimulante tampoco es conveniente, porque produce la sensación de levantar el ánimo, pero puede afectar el sueño, y dormir mal roba mucha energía. Si reduce el consumo café o lo toma descafeinado recuperará los bríos.
Estrés, ansiedad, y por último depresión. Este es el círculo vicioso que, según los expertos en la mente humana, domina la existencia de buena parte de la población urbana de los países occidentales. Muchas veces este ciclo recomienza una y otra vez, porque al recuperarse del episodio depresivo, la persona vuelve a las actitudes y comportamientos que la han estresado.
Consecuencias del desgaste físico, emocional y mental son el cansancio y desgano permanentes. Para aliviarlo, ayudando de paso a un estilo de vida más saludable que erradique las raíces del problema, los expertos aconsejan incorporar una serie de hábitos, actividades y técnicas que despiertan la vitalidad natural.
Según explica la psicóloga clínica Laura García Agustín, directora del Centro Clavesalud de Madrid, “la persona que sufre cansancio o falta de energía debe aplicar unas autoayudas básicas para aliviar y prevenir su estado, las cuales se dirigen a cuidar el organismo a nivel mental, motor y fisiológico, y deben aplicarse como un estilo de vida”.
“Para eliminar la fatiga hay que poner y mantener el organismo en plena forma, a nivel de emociones, pensamientos y comportamiento”, señala la experta. Lo primero es cuidar la alimentación, incluyendo o aumentando el consumo de frutas y verduras frescas, para contar con más vitaminas en el organismo.
Para “cargar las pilas”, García Agustín recomienda regular los períodos de actividad y reposo, aumentando el movimiento físico y tratando de dormir de manera regular. “Además, hay que efectuar las tareas cotidianas con una actitud mental positiva, aunque no apetezcan, porque la práctica continuada es un tónico para el estado de ánimo positivo, aunque suponga un esfuerzo”.
Según la experta, “desarrollar actividades gratificantes que permitan distraerse y pasarlo bien, que aporten una satisfacción personal y posibiliten “mimarse” también alivian la fatiga.
Además, la psicóloga aporta una serie de técnicas muy sencillas para levantar el ánimo, sin estimulantes ni medicamentos, con la ayuda de nuestro revitalizador más poderoso: el cerebro.
Alimente su ánimo. Debemos cuidar nuestro cuerpo, recordando que es lo más preciado que tenemos y que necesita atenciones permanentes para mantenerse en un estado óptimo, porque de lo contrario empieza a fallar y a provocar desarreglos.
Una de las posibles causas de la fatiga son los desarreglos alimenticios, como el abuso de grasas o las deficiencias de vitaminas y sales minerales. Por ello, un gran antídoto contra el la falta de energía consiste en alimentarse bien, aportando al organismo todos los nutrientes que necesita para mantenerse en forma, con un adecuado aporte de vitaminas, proteínas e hidratos de carbono, y un menor consumo de lípidos.
Piense de forma energética. Los pensamientos positivos pueden actuar como un tónico para la vitalidad. Repetir tranquilamente una o varias palabras con tranquilidad, además de apartar los pensamientos extraños que distraen, reduce la presión sanguínea, respiración y pulso, creando lo que los cardiólogos denominan “respuesta de relajación”. Quince minutos de meditación bastan para restaurar la energía que flaquea, pero con el tiempo, quienes meditan con regularidad se sienten menos ansiosos y más vitales. Ver el lado positivo de las cosas, en vez de frustrarte cuando algo sale mal, ayuda a mantener intactos el ánimo y la energía natural.
Evite el desgaste emocional. Un antídoto contra la fatiga consiste en aprender a interpretar las cosas que nos ocurren cada día de manera más realista y positiva, para que nos afecten lo menos posible y su coste emocional sea el menor posible.
Las personas que tienen pensamientos negativos tienden a complicarse la vida, se preocupan en lugar de ocuparse, se hacen un mundo de cualquier cosa, sienten que no pueden afrontar sus problemas, no ponen límites a los demás y evitan las actividades gratificantes, como salir con los amigos o ir al cine; en definitiva, acumulan tensiones que van erosionando su energía vital.
En el trabajo, la familia o las relaciones, hay que practicar actividades, ideas y formas de afrontar los problemas que ofrezcan beneficios, en lugar de aquellas que nos perjudican y desvitalizan.
Póngase en marcha. “Practicar un deporte o actividad física regular, permite al organismo mantenerse en forma —señala la experta—. El cuerpo de muchas personas está agotado o debilitado porque no se lo utiliza. Los deportistas no tienen problemas de astenia porque cargan continuamente sus pilas a través de la actividad física. El cuerpo es como un coche, funciona con una energía limitada: si no la reponemos, a través del ejercicio, la dieta, y una buena actitud mental y emocional, esa energía se agota o escasea, haciendo que el coche funcione mal. Ejercitarse con regularidad tres veces a la semana durante 30 minutos cada vez, basta para darle buen un empujón a nuestra energía natural”.
Aprenda a respirar mejor. Una de las causas de falta de energía que se pasan más menudo por alto es una mala respiración. Las personas que respiran de manera poco profunda y muy rápida se fatigan con facilidad porque su organismo recibe menos oxígeno. ¿La solución? Tomar y expulsar el aire lentamente y a un ritmo constante a través de la nariz, expandir el abdomen y mantener el pecho bajo con cada hálito. Así, se utiliza mejor el diafragma y puede disfrutar mejor de una de los grandes regalos de la Naturaleza: los paseos al aire libre.
Duerma como un niño.hambre, ni ingerir una comida muy pesada o copiosa antes de irse a la cama, hay que usar un colchón cómodo, aunque no demasiado blando, y evitar que lleguen ruidos o luz en exceso al dormitorio. Tampoco conviene trabajar hasta última hora ni efectuar antes de dormir tareas que requieran concentración.
Huya de los ladrones de energía. Si quiere mantener su vitalidad, evite llevar un ritmo de vida acelerado que le obligue a tragar las comidas o recurrir a las comidas preparadas, así como comer en exceso, y consumir tabaco y alcohol, y abusar del azúcar, la miel, los dulces, caramelos y pasteles, todos factores que fomentan el cansancio, por distintos mecanismos.
Tomar café como estimulante tampoco es conveniente, porque produce la sensación de levantar el ánimo, pero puede afectar el sueño, y dormir mal roba mucha energía. Si reduce el consumo café o lo toma descafeinado recuperará los bríos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario